sistema “Charm EZ”

Charm Sciences, Inc anunció tres nuevas pruebas en la cumbre mundial de la IDF (Federación Láctea Internacional) en Parma Italia, incluyendo la prueba de 1 minuto para Beta-Lactamico y dos por separado de dos minutos Beta-Lactamico /Tetraciclina, todas utilizando el nuevo incubador-analizador Charm EZ.

Las pruebas de antibióticos de un minuto y dos minutos permiten a la industria láctea cambiar la manera de realizar las pruebas en la leche. El nuevo sistema de Charm EZ ofrece seguridad de los resultados de las muestras y la transferencia electrónica de los datos, ajustados a cada aplicación.

Las tres pruebas nuevas ROSA son:

  1. Prueba de un minuto MRL Beta- lactamicos –  Cumple con los requisitos reglamentarios de la UE/CODEX.
  2. Prueba combo de dos minutos  MRL Beta-Lactamicos/Tetraciclina  – Cumple con los requisitos reglamentarios EU/CODEX.
  3. Prueba combo de 2 minutos MRL Beta-Lactamico Tetraciclina RF – Cumple con las regulaciones de la UE/CODEX/FR para Beta-lactamicos y los requisitos de la  federación Rusa  para tetraciclinas.

Lucha antibacteriana desde el suelo

El bienestar animal está cada vez más relacionado con la salud de los animales. Se trata de una realidad que ha quedado demostrado con numerosas investigaciones. Permitir que los animales se críen en condiciones óptimas los fortalece y, en consecuencia, disminuye el riesgo de que se produzcan infecciones por microorganismos patógenos, como E. coli. Una investigación canadiense da cuenta de estos efectos gracias a lo que podría denominarse como «establos de playa», en los que se sustituye la paja donde habita el ganado vacuno por arena. Los expertos valoran así la importancia de unas adecuadas prácticas de producción en la reducción de patógenos en animales y, en consecuencia, en una mayor seguridad de los alimentos.

Animales más sanos y un porcentaje de contaminación por E. coli de un 1,4% son dos de las principales ventajas de crear granjas para ganado vacuno con arena en lugar de paja (frente al 3,1% de las granjas con otro tipo de suelo). Es el resultado de un estudio realizado por expertos del Centro de Desarrollo e Investigación Agrícola de la Universidad de Ohio, que demuestra cómo determinadas prácticas de cría pueden llegar a reducir la presencia de patógenos en animales vivos y, en consecuencia, el riesgo para los consumidores. Los resultados se excluyen de las 3.600 muestras de heces recogidas y analizadas durante dos semanas de 20 granjas comerciales del noreste de Ohio, de las cuales 10 utilizaban arena y otras 10 serraduras, según publicaba la revista Applied and Environmental Microbiology.

Los efectos beneficiosos de este tipo de «lecho» radican además en el hecho de que reducen el tiempo en el que los patógenos persisten en el ambiente. Y es que según los productores que ya utilizan este sistema, la incidencia de mastitis clínica provocada por microorganismos como E. coli es menor, lo que beneficia enormemente la producción sobre todo teniendo en cuenta que se trata de uno de los patógenos más emergentes a nivel mundial con riesgo de infecciones humanas. Una de las explicaciones a este hecho es que se produce «menos riesgo para el crecimiento bacteriano». La efectividad de estas ?camas de arena? depende, evidentemente, del buen uso que se haga del método. Cambiar la arena con periodicidad, usar material de buena calidad y calcular la cantidad más idónea para cada espacio son algunas de las principales medidas a tener en cuenta.

Camas de arena, menor contaminación

Las «camas orgánicas» hechas con paja o serraduras constituyen un caldo de cultivo para las bacterias ambientales Estiércol, tierra y otros materiales están relacionados con el riesgo, más o menos generalizado, de que una granja se infecte con microorganismos. El ambiente es pues uno de los medios más proclives al desarrollo de agentes no deseables en toda producción ganadera y, de todos ellos, la arena apunta maneras para ser una de las que menos bacterias concentra, al menos durante menos tiempo. En el caso del vacuno, numerosos estudios sugieren que existe una estrecha relación entre esta presencia bacteriana en el ambiente y en la piel del pezón de las vacas, lo que influye en la producción lechera y en la aparición de mastitis clínica.

Según una investigación estadounidense realizada en Florida, existen diferencias entre camas de arena fresca y camas de arena reciclada. En este último caso, la concentración de bacterias como Bacillus cereusB. subtilis o bacterias gram positivas, es mayor que en la de la arena fresca. Y es que Escherichia coli es uno de los patógenos responsables de la mastitis coliforme. Según una investigación realizada por el Centro de Diagnóstico Veterinario de Minnesota las bacterias coliformes pueden llegar a encontrarse en el 100% de los tanques lecheros, por lo que utilizar una «cama inorgánica» con arena es una de las mejores opciones. Los resultados de la investigación canadiense reflejan que el patógeno E. coli O157:H7 se concentra durante más días (en 22 de 60 días) en lechos de serraduras que en lechos de arena (en 13 de 60 días).

Del bienestar animal a la seguridad alimentaria

Desde hace tres años, y hasta 2009, la Unión Europea mantiene el proyecto Welfare Quality, que refuerza la importancia de integrar el bienestar animal en la cadena de calidad alimentaria. Fases como el transporte, las condiciones en las que se crían los animales en la granja y el sacrificio son algunas de las que más atención reciben no sólo por la comunidad científica sino por los consumidores, cada vez más preocupados por este tipo de aspecto, según una reciente encuesta europea. Desde principios de 2007 la UE ya cuenta con normas específicas de bienestar animal en el transporte tanto por vía marítima como terrestre. Y a partir del 5 de enero de 2008, los transportistas deberán tener formación en este ámbito, y el denominado «cuaderno de a bordo» obliga a realizar paradas obligatorias en lugares autorizados, los llamados «puestos de control». También quedan fijadas las condiciones que deben reunir los vehículos, como ventilación mecánica, registro de la temperatura y un sistema de alerta en la cabina de conducción, así como un sistema permanente de suministro de agua.

ESTRÉS POR CALOR

Que los animales sufren estrés es algo que ya han demostrado distintos estudios. También que éste afecta de manera distinta según el animal: una misma situación de estrés no la vivirá de igual manera una oveja que un cerdo. Para determinar estas diferencias es necesario contar con parámetros que permitan diferenciar cuáles son los factores estresantes y evitar las situaciones que las generan. Según una reciente investigación llevada a cabo por expertos de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), en el ganado vacuno el estrés por calor influye negativamente en la fertilidad de las vacas lecheras, sobre todo en aquellas zonas en las que se viven veranos calurosos.

Los expertos han analizado el impacto de las distintas variables climáticas a lo largo de tres años en los que se han practicado 10.964 inseminaciones artificiales en cuatro granjas de vacas lecheras. Para ello, han tenido en cuenta aspectos como la temperatura, las precipitaciones y el índice de temperatura-humedad (THI). Éste último, aseguran los expertos, se utiliza tanto en personas como en animales para medir el estrés por calor. Cuanto más alto ha sido este índice durante los tres días después de la inseminación, el riesgo también ha sido más alto para la fertilidad ya que según los expertos el estrés por calor puede afectar espermatozoides y embriones con horas de vida. Para una producción segura, los expertos apuestan por combinar el índice de temperatura y humedad con la temperatura ambiental, lo que permitiría identificar cuál es la temperatura más adecuada en las granjas

Alimentos Seguros

Antes de que un alimento llegue al consumidor debe pasar por numerosas fases. En todo este proceso, y especialmente el que hace referencia al transporte, juegan un papel fundamental los proveedores, particularmente los que suministran materias primas e ingredientes alimentarios. La importancia reside en que de ellos dependerá, en buena medida, el nivel de seguridad alimentaria y calidad que pueda ofrecerse a los consumidores.Para asegurar que los productos alimenticios que se suministran han sido elaborados en unas condiciones higiénico-sanitarias adecuadas, los proveedores deben garantizar que cumplen con los requisitos regulados en su normativa específica: disponer del correspondiente número del Registro General Sanitario de Alimento (RGSA) o autorización autonómica o local y aplicar el sistema de Análisis de Peligros y Puntos de Control Críticos (APPCC).

Riesgos, los primeros de la lista

La posible presencia de microorganismos en la materia prima suministrada, bien contaminada en origen o a través de manipuladores o superficies, un tratamiento higienizante deficiente o el crecimiento bacteriano por una conservación inadecuada, son algunos de los peligros a los que debemos hacer frente. También la presencia de otros organismos, como parásitos (triquina o anisakis) pueden contaminar la materia prima.   Los contaminantes físicos pueden ser perdigones, restos de embalajes o cristales, sustancias que pueden poner en peligro la seguridad del consumidor. Por último, los productos químicos como pesticidas, restos de antibióticos o tratamientos hormonales representan también un peligro y, al igual que los anteriores, deben prevenirse y controlarse.

Garantías de seguridad

El control debe basarse en los principios del sistema APPCC. Por un lado deben solicitarse y guardarse las especificaciones de las materias primas de manera que garanticen tanto el origen de los productos como de los envases y embalajes. Estas especificaciones son documentos en los que se detallan todos y cada uno de los factores que se consideren importantes para juzgar su calidad y seguridad, como la descripción de las instalaciones de producción, del alimento y su utilidad; su lista de ingredientes; tipo de envasado, cantidad y etiquetado, reglamentaciones específicas, condiciones de almacenamiento y distribución, instrucciones de uso y manipulación, sus características físico-químicas y microbiológicas, así como los planes de muestreo, análisis y límites de tolerancia.

Los certificados de análisis realizados por laboratorios homologados, así como la realización de auditorias, serán también garantía de calidad. Tener en todo momento estos documentos a disposición de las autoridades sanitarias. Es importante también que las facturas recojan el máximo de información sobre la mercancía: fecha de adquisición, cantidad, precio, empresa suministradora o lote).

Por otro lado, deben registrarse las posibles irregularidades. Resultará de gran utilidad una hoja de registro de vigilancia que compruebe parámetros de calidad específicos de cada alimento a su llegada al establecimiento, como el aspecto visual, la integridad del envase, las fechas de caducidad, la temperatura de recepción u cualquier otro dato que resulte de interés. A su vez es imprescindible controlar los alimentos en el momento de su recepción. Al aceptarse un suministro, se asume la responsabilidad, al menos en parte, de todos aquellos que lo manipularon anteriormente. Por este motivo, el control debe realizarse en el mismo momento de recibir el producto, para así poder rechazarlo en caso de no ser correcto. Además, se deberán realizar controles rutinarios periódicos sobre las materias primas e ingredientes. Determinados alimentos deberán ser controlados más frecuentemente que otros, dependiendo del grado de riesgo que comporte.

La importancia del transporte

Una etapa muy relacionada con la de los proveedores es el transporte de los productos suministrados. Ciertos alimentos, por su naturaleza, necesitan una temperatura determinada durante su transporte, así como una adecuada estiba durante el mismo. Tanto si el transporte lo realiza el proveedor como si corre por cuenta del establecimiento que lo adquiere, se deberá asegurar que las materias primas lleguen a su destino en unas condiciones óptimas para su utilización. De nada sirve cuidar la seguridad y la calidad de la materia prima en su origen si el transporte no resulta el adecuado para mantenerla. Un alimento seguro puede dejar de serlo si el transporte no se realiza correctamente.   Cada alimento necesitará unas condiciones de transporte que deben observarse minuciosamente. Los principales factores a tener en cuenta son, sin duda, el tiempo transcurrido desde que el alimento sale de su centro de producción u origen hasta la llegada a destino (cuanto más breve, mejor) y, muy especialmente, la temperatura. Los peligros a los que podemos estar sometidos son principalmente contaminación de cualquier naturaleza y desarrollo de microorganismos.

UN VIAJE SEGURO

El Acuerdo sobre el Transporte Internacional de Mercancías Perecederas y sobre vehículos especiales utilizados en estos transportes (ATP), aprobado en 1970 y al que España se adhirió en 1972, establece las normas que garantizan el transporte internacional de alimentos en condiciones óptimas para su consumo.

Desde su aprobación ha servido como referencia para el desarrollo posterior de la legislación del transporte de mercancías perecederas tanto internacional como nacional. En España existe una Reglamentación Técnico-Sanitaria sobre Condiciones Generales de Transporte Terrestre de Alimentos y Productos Alimentarios a Temperatura Regulada (Real Decreto 2483/1986, de 14 de noviembre), además de las especificaciones técnicas de los vehículos y las relativas al transporte de determinados alimentos, que junto con las Reglamentaciones Comunitarias regulan detalladamente esta materia.

Puntos clave

Un transporte seguro implica que los alimentos se mantengan a bajas temperaturas, como es el caso de productos frescos como carnes, pescados y productos congelados deben transportarse en vehículos especiales que aseguren que no se rompe la cadena del frío. Debe controlarse la temperatura a través del termómetro o termógrafo, instalado en el receptáculo del vehículo. Todo vehículo debe llevar el «Certificado de Autorización para los Vehículos que transporten alguna mercancía perecedera», expedido según el Acuerdo sobre el Transporte Internacional de Mercancías Perecederas y sobre vehículos especiales utilizados en estos transportes (ATP).

Otro punto a tener en cuenta es verificar la protección de los alimentos, dado que deben ser transportados de manera que queden protegidos de la intemperie. Otro punto a tener en cuenta son la limpieza y desinfección de los receptáculos o contenedores; disponer de espacio suficiente para transportarlos con holgura evitando aplastamientos y golpes y desde luego, cualquier tipo de contacto que pueda generar una contaminación. Asimismo, debe solicitarse el plan de limpieza y desinfección de los vehículos, incluido dentro del plan higiénico-sanitario, así como las prácticas correctas de manipulación e higiene del personal.

Por último, es necesario registrar en una hoja de control y siguiendo los principios del APPCC, las temperaturas del transporte, el número de autorización del vehículo para transportar productos perecederos, el grado de limpieza e higiene del vehículo, así como cualquier incidencia o irregularidad encontrada

 Fuente: consumaseguridad,  el diario de la seguridad alimentaria, http://www.consumaseguridad.com/sociedad-y-consumo/2008/04/24/176432.php